Caminan, van, vienen, se esquivan, zigzaguean, amagan, se frenan y siguen. Ese es el paisaje rutinario de una hora pico en Florida y Lavalle, en pleno Microcentro porteño.
Empresarios, repartidores de volantes y ejecutivas. "Cambio, cambio, pago más. Dólares, cambio", se escucha en la voz de los famosos arbolitos. Los perfumes se mezclan con el sudor. Los autos, sus motores y sus bocinas son música para los transeúntes, aunque a veces eligen refugiarse en el Ipod o, en su defecto, en la radio del celular.
Sigue la recorrida, la esquina indica Corrientes y 9 de Julio, rincón emblemático de la ciudad de Buenos Aires. Calles con historia. Corrientes bosteza, algunos dicen que es la calle que nunca duerme y algo de razón tienen. Los taxis circulan constantemente sólo la luz roja del semáforo modifica el paisaje, cuando se enciende se ven sólo dos colores: negro y amarillo. Los autos quedan embalsamados hasta que el verde disponga lo contrario.
El ritúal continúa minuto a minuto. Hombres, mujeres, niños y hasta algún que otro malabarista se lanzan en un pique corto para cumplir con el gran desafío de cruzar la 9 de julio sin escalas. Algunos lo logran, otros se quedan en el intento. Buenos Aires: un paisaje, una foto, un estilo y una esencia...
Foto: Josema Lavalle (Flickr)
Son diversas las conjeturas que se dan entorno al conflicto argentino- uruguayo que ya tiene nombre propio: Papeleras. Cuando se anunció la construcción de las pasteras, vecinos y organizaciones ecologistas de Entre Ríos se quejaron por los daños que podrían ocasionar.
A fines de marzo del año 2006 la empresa Botnia anunció, en un comunicado, la suspención por 90 días de las construcciones para contribuir a la apertura de un espacio de diálogo. Esos tiempos quedaron atras.
La empresa finlandesa anunció que en los días iniciales de funcionamiento, la pastera podría lanzar ciertos olores similares al del coliflor hervido. Esto lo atribuyen al comienzo de la producción, en tanto la Ingeniera química Inés Eluén argumentó: "estos olores se van a sentir hasta que los múltiples sistemas de filtrado comiencen a funcionar". Estos aromas no deseados, dependiendo de la dirección del viento, podrían llegar a Fray Bentos, ubicada a unos 4 kilómetros de la planta.
En este contexto los asambleístas de Gualeguaychú aprovecharon para crear una página web similar a la de la empresa finlandesa Botnia, pero a modo de protesta por la instalación de las papeleras. El dominio está registrado por Gustavo Rivollier, de nacionalidad argentino y ecologista. Botnia.com.ar se encuentrada inscripta en el network information center de Argentina desde el 22 de enero del año 2007. Por otro lado nos encontramos con el dominio Botnia.com que es el sitio oficial de la empresa finlandesa. Ambas tienen un diseño similar.
Los asambleístas de Gualeguaychú dan la bienvenida a la página. Para acceder, el usuario, debe seleccionar el idioma (español o inglés). Una vez dentro del sitio nos encontramos con la descripción de la empresa: "Somos una empresa finlandesa instalada en la República Oriental del Uruguay sobre las márgenes del Río Uruguay, en el límite con la República Argentina, siendo este río de soberanía compartida. Producimos pasta de celulosa utilizando agua dulce propiedad de ambos países sudamericanos. Esta ubicación estratégica nos permitirá disponer libremente de más de 80 millones de litros de agua diarios, exportando libremente el 10 % de ella integrada a la pasta de celulosa sin pagar un sólo dólar por la misma, devolviendo el resto al Río Uruguay a alta temperatura y contaminada."
Las publicidades que tiene la web Botnia.com.ar hacen referencia a distintas cuestiones relacionadas a los reclamos. Se ofrecen medicamentos contra el asma a un 15% de descuento; "Fray Bentos, Jardín de paz. Imprima su reserva haciendo click aquí", reza uno de los banners.
Por otro lado la página oficial de Botnia.com hace, también, una presentación de su empresa "Producimos de manera ecológica y éticamente sostenible pasta papelera a partir de madera finlandesa certificada. Con nuestra pasta se elaboran papeles de buen corazón. Tenemos el placer de presentar a Botnia y su gente, la familia Botnia, y nuestra filosofía humanista, responsable, y de cooperación con nuestros clientes".
En ese contexto de idas y vueltas la última palabra la tiene la Corte Internacional de la Haya, mientras tanto... todo sigue igual.
Fotos de Greenpeace Argentina en la acción en el muelle de Botnia en Fray Bentos. Fotos: Ali Burafi.
ALEMANIA NO ES UN PUEBLO FANTASMA
Publicado por Fernando Candeias en 12:11 a.m. Etiquetas: destinos, maria paula zacharias, periodismoSe dice que Alemanía es un pueblo fantasma. La Secretaría de Turismo local cuenta que en ese caserío abandonado al pie del cerro Quitilipi, en Valle de Lerma, sólo vive un viejo en una antigua estación de tren abandonada. Hasta le inventan perros al hombre, como única compañía.
Desde lo alto de la ruta 68, en el kilómetro 81, se ven la estación, los galpones y alguna casa. Se ve, debajo de un puente, cómo se mezcla el agua salada del río Calchaquí con el caudal dulce del río Las Juntas. También confluyen historias sobre el origen de Alemanía. Hay registros de que en 1635 había ahí una estancia con ese nombre. También se habla de unos supuestos aborígenes alemaníes, y otros atribuyen el nombre a la nacionalidad del ingeniero que llevó hasta allá las vías del tren que tanta vida dio a ese pueblo.
Porque en 1916 Alemanía fue punta de riel del ramal C-13. Había almacenes, fondas, hoteles, delegación policial, correo y enormes galpones donde se guardaban kilos y kilos de encomiendas que bajaban de los vagones en carretilla. Vivían 200 personas, y los trabajadores golondrina colmaban las calles y dormían en las estaciones con los cambios de temporada. "Eran peleadores. Machados se mataban entre sí", recuerda a los bebedores peregrinos Pancho Maidana, de 88 años, entonces policía en Alemanía.
El 1º de agosto de 1971 dejó de pasar el tren. Y la gente se fue. En algún momento habrá vivido un hombre solo, con sus perros, en la estación de tren. La maleza avanzó sobre las pocas edificaciones que quedaron en pie. "Había gente antes. Ahora no hay nadie, ¿no?", pregunta Maidana, que recuerda a Alemanía en su esplendor.
Pero la realidad no es tan desoladora: hay 14 familias establecidas. Los hippies –nómadas artesanos generalmente porteños– llegan y se van. Otros se quedan, como un músico que se afincó en una casa a la entrada del pueblo. Palacio, un viejo poblador, persiste. De a poco, empiezan a asomarse los turistas.
Carlos Cari nació en Alemanía hace 53 años y sigue viviendo en la misma cuadra. Es la única edificada del pueblo, en la que estaban el hotel, el almacén y la fonda, donde de joven fue mozo y lavacopas. Es el único habitante de la única cuadra, y vive solo. A veces lo visitan alguno de sus siete hijos, alguna novia. Trabaja en fincas cuando hay trabajo. Es talabartero y tiene clientes que viajan horas para comprar sus cinchas, aperos y lazos. "Vivo tranquilo", asegura. Lo acompaña Jorge, su perro, que lleva el nombre de un amigo. Y un montón de casas vacías.
En 1993 la Nación cedió a las provincias las estaciones de tren. El intendente de Guachipas, Enrique Cari (todos son parientes), hizo desmalezar Alemanía, reconstruyó la estación y la convirtió en un local de artesanías. "Sin luz no hay vida", dice, y prevé para principios de 2006 las obras de electrificación para las 14 familias que él cuenta. Quiere poner sobre rieles un coche comedor y otro dormitorio para que vayan los turistas. "A dos horas de caminata hay una cascada", se entusiasma.
Siempre hubo más de uno
"Este no es un pueblo abandonadito, que dicen. Nunca llegó a haber un solo habitante", desmiente Luisa Nélida Carabajal, desde hace 20 años maestra de la Escuela Nacional N° 256, donde asisten 41 chicos. Llegan desde los cerros y se quedan toda la semana. Antes funcionaba ahí un televisor, alimentado con luz solar. "Lograba que la gente compartiera un momento con los chicos, formara una comunidad. La gente está muy dividida, no tienen cosas en común", cuenta. Pero desde hace unos meses no llega la señal y el pueblo ya no se reúne ni para eso. "Acá no andan los celulares ni hay teléfono. Nuestra comunicación con el exterior son la radio y un colectivo que pasa una vez al día", se queja.
Los Acosta llegaron con sus cinco hijos a vivir en la estación, donde Hugo, el padre de la prole, vende artesanías. Es porteño, pero hace 18 años vive en Salta, casado con la salteña Gloria Moya. Sus esculturas se venden bien y sus hijos aprenden el oficio. Armó una biblioteca pública en un estante con libros propios y ajenos. "Se está poblando Alemanía", dice. Sus hermanos y sobrinos fueron llegando y hoy son un familión que practica yoga en las vías. Son los hippies de los que hablan a media voz los antiguos pobladores.
Una canción del Dúo Salteño se queja de que "nadie despide a nadie en los andenes" en el "remoto tren de Alemanía". Es verdad. Pero que nadie diga que es un pueblo fantasma. Al menos por ahora.
POLITICA (Video)
Publicado por Fernando Candeias en 8:07 p.m. Etiquetas: periodismo, politica, videoCómo llamarlos… ¿víctimas, presos, rehenes o esclavos del sistema capitalista? Seguramente las respuestas son multifacéticas.
Algunos lo llaman mano de obra barata, pero eso es una manera de “camuflar” el abuso. Sin lugar a dudas los inmigrantes bolivianos, convertidos en siervos, son victimas del sistema. Jornadas de trabajo de 17 horas con un salario estimado en $400 a $550 dependiendo de la producción, obreros que se quedan dormidos sobre las máquinas, niños mal alimentados que no van a la escuela “para no entorpecer la producción” y los fines de semana, fiestas regadas con vino barato y cerveza, que el jefe hace tomar a sus empleados “para que no sean tan infelices”. Marx hace alusión a estas cuestiones en su libro “El Capital”, argumentando que el capitalismo impide al hombre desarrollar sus potencialidades humanas, provocando como consecuencia de la alienación, su deshumanización.
Cansados ya, de esta situación prisionera y de explotación, los inmigrantes bolivianos deciden agruparse y formar una clase dominante para “derrotar” a aquellos empresarios explotadores. Tanto es así que realizaron movilizaciones con el fin de que se respete y privilegien la dignidad y los derechos humanos. Podemos dar vuelta alguna que otra página en un libro, recurrir a la historia y encontrarnos con Hegel o Marx quienes hablaron sobre el materialismo dialéctico, concepto perfectamente aplicable a esta situación. “Toda la realidad tenía su propia antitesis dentro de si misma y después de un determinado proceso la antitesis reformulaba la tesis y ahí surge lo que se denomina síntesis”. Primeramente tomamos como tesis a los capitalistas, como antitesis a los inmigrantes. Luego esta situación se reformulará de manera tal, que se invierten los roles. Lo que se traduce en una síntesis, que tiene como objetivo la igualdad y regularización de una cantidad de inmigrantes bolivianos que hasta hace muy poco tiempo estaban sometidos al capitalismo enfermizo, sin que nadie sepa de ellos ¿habrá más personas, en similares características que fueron tomadas de rehenes por ese gigante ambicioso llamado capitalismo? La respuesta, esta en la realidad.