Por: Fernando Candeias
A veces me pregunto porqué y no encuentro respuesta. Son las cosas del destino que pasan sin dar explicación, tocan, marcan y se van. Uno busca explicación, pero no logra saciar sus pensamientos.
En las mesas largas de cumpleaños, navidades, agasajos surgen inevitablemente las charlas de familia, esas que se remontan al pasado y ahí comienzan a aparecer personas que ya no estan, protagonistas principales de escenas inolvidables en nuestras vidas. En medio de fotografías que logran sacar una sonrisa y derramar una lágrima aparecen las escenografías que uno guarda en sus sueños de soledad y aquellos personajes que nunca pudimos conocer y que muchas veces deseamos abrazar.
Las sensaciones encontradas de anhelar un abrazo imposible y el deseo de escuchar voces, sentir fragancias, acariciar texturas y visualizar sonrisas. Todo se mezcla, lo imposible con lo posible aunque ello no termina dando resultados, sólo provoca una gran confusión.
La curiosidad por ver cómo criaron a nuestros padres, cómo trabajaban nuestros abuelos, cómo educarán nuestros hijos a los suyos, todo se desprende cuando uno en un instánte intenta, vía pensamientos, unir generaciones.
... Y me sigo preguntando porqué algun día no podremos estar todos: los que conocí, los que no, los que disfruté mas, los que disfrute menos, los que me marcaron, los que me enseñaron a soñar, los que sostuvieron eternamente que el 5 de enero a la noche hay que dejar el agua y el pasto para los camellos, simplemente todos.
Prefiero seguir con la ilusión de que algun día eso sea posible...
Foto: jmslayer (Flickr)
A veces me pregunto porqué y no encuentro respuesta. Son las cosas del destino que pasan sin dar explicación, tocan, marcan y se van. Uno busca explicación, pero no logra saciar sus pensamientos.
En las mesas largas de cumpleaños, navidades, agasajos surgen inevitablemente las charlas de familia, esas que se remontan al pasado y ahí comienzan a aparecer personas que ya no estan, protagonistas principales de escenas inolvidables en nuestras vidas. En medio de fotografías que logran sacar una sonrisa y derramar una lágrima aparecen las escenografías que uno guarda en sus sueños de soledad y aquellos personajes que nunca pudimos conocer y que muchas veces deseamos abrazar.
Las sensaciones encontradas de anhelar un abrazo imposible y el deseo de escuchar voces, sentir fragancias, acariciar texturas y visualizar sonrisas. Todo se mezcla, lo imposible con lo posible aunque ello no termina dando resultados, sólo provoca una gran confusión.
La curiosidad por ver cómo criaron a nuestros padres, cómo trabajaban nuestros abuelos, cómo educarán nuestros hijos a los suyos, todo se desprende cuando uno en un instánte intenta, vía pensamientos, unir generaciones.
... Y me sigo preguntando porqué algun día no podremos estar todos: los que conocí, los que no, los que disfruté mas, los que disfrute menos, los que me marcaron, los que me enseñaron a soñar, los que sostuvieron eternamente que el 5 de enero a la noche hay que dejar el agua y el pasto para los camellos, simplemente todos.
Prefiero seguir con la ilusión de que algun día eso sea posible...
Foto: jmslayer (Flickr)
3 Comentarios:
Fernando:
Es muy emocionante esa propuesta del reencuentro con los antepasados, y hasta se podría imaginar una escena donde no faltarían agradecimientos ni reproches.
Felicitaciones especiales por este texto. Un abrazo
Pablo
Fer... sabes q me encanta tu estilo de escribir.. nuevamente demuestras tu amor y pasión a la hora de escribir...
El recuentro con los que no estan, está lleno de nostalgia, ubicandonos en un espacio y tiempo con aquellos a quienes no vemos, que se han ido en la muerte... imaginandolos, pero la imaginación no es suficiente cuando el espacio de alguien esta vacio...
Te felicito, mis mas sinceros honores...
Att.. Nza Alejandra
Realmente muy emotivo esto que escribiste. A mí me pasa algo similar, y te diré que te va a saguir pasando siempre.
Lo importante para mí, es que no se pierda esa imagen, ni ese espíritu aunque sea esas tres noches...
Buenísimo.
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