Por: Fernando Candeias
Ayer me contaste un cuento y dormí con la tranquilidad de continuar, en los sueños, esa historia. Dí vueltas en la cama moviendo los brazos y el cuerpo como si estuviese en medio de un océano... claro, tenía que flotar, nadar, continuar ese viaje.
Respiré profundo y apareciste para darme la mano, sentí la tranquilidad de tu calor, abrí los ojos, te ví y ahí cambié, sueño por imaginación. Acaricié tu pelo y percibí un suspiro, me relajé, sabía que descansabas. No pude dormirme con tanta inspiración a flor de piel y empecé a escribir no entendía bien qué quería poner porque era todo muy confuso, imaginate... estaba durmiendo, después de tu cuento, soñando, me desperté, te acaricié, suspiraste... y... me tildé, me quedé, por un ratito, mirándote, con unas ganas locas de despertarte, pero me iba a sentir culpable, es que dormías como un ángel.
Pensaba seguir escribiendo para poder volcar toda esta inspiración, aunque mejor me voy a hacerte compañía.
Foto: Jorge Miente (Flickr)
Ayer me contaste un cuento y dormí con la tranquilidad de continuar, en los sueños, esa historia. Dí vueltas en la cama moviendo los brazos y el cuerpo como si estuviese en medio de un océano... claro, tenía que flotar, nadar, continuar ese viaje.
Respiré profundo y apareciste para darme la mano, sentí la tranquilidad de tu calor, abrí los ojos, te ví y ahí cambié, sueño por imaginación. Acaricié tu pelo y percibí un suspiro, me relajé, sabía que descansabas. No pude dormirme con tanta inspiración a flor de piel y empecé a escribir no entendía bien qué quería poner porque era todo muy confuso, imaginate... estaba durmiendo, después de tu cuento, soñando, me desperté, te acaricié, suspiraste... y... me tildé, me quedé, por un ratito, mirándote, con unas ganas locas de despertarte, pero me iba a sentir culpable, es que dormías como un ángel.
Pensaba seguir escribiendo para poder volcar toda esta inspiración, aunque mejor me voy a hacerte compañía.
Foto: Jorge Miente (Flickr)
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