Mientras tanto, el Gobierno espera. No intervendrá hasta que Grondona haga el anuncio de la rescisión. Hasta ahora es un acuerdo entre privados y no puede avalar ninguna ruptura. Pero ya tendría listo el decreto de necesidad y urgencia para la estatización del fútbol. Fue clave el eje Quilmes con las reuniones periódicas entre dos amigos de la zona como José Luis Meiszner, asesor de Grondona, y Aníbal Fernández, el jefe de Gabinete. Para Kirchner, es la oportunidad de golpear a su enemigo Clarín sin pasar por la tan anunciada como necesaria ley de servicios de comunicación audiovisual, debatida en diversos foros pero aún sin fecha de tratamiento en el Congreso. A través del Sistema Nacional de Medios Públicos, el Estado compraría los derechos en 600.000.000 de pesos. Se encargaría de la televisación de los partidos. Al no contar con la infraestructura, deberá contratar servicios de producción. Canal 7 transmitiría la fecha.
Pero el proyecto es más ambicioso: subir las imágenes de los partidos al satélite para que cualquier canal de TV (abierto o cable) de cualquier lugar del país tome la señal y la emita en su medio, aunque sin vender publicidad. Si se concretara esta liberación de los contenidos, podría darse que el clásico del domingo sea visto en los cinco canales abiertos de Capital Federal, cual cadena nacional. ¿Cómo recuperaría semejante inversión? Para empezar, aprovecharía este espacio de alto rating para ubicar la pauta oficial. También se encargaría de comercializar los derechos en el exterior y de vender la publicidad. En los 380 partidos de la temporada pasada, TSC recaudó 14 millones de pesos en concepto de publicidad. Al tratarse de un canal abierto, este número podría subir, pero difícilmente alcance para cubrir los costos.
[Fuente: "Ahora lo ven rubio y de ojos celestes..." / Juan Pablo Varsky para Canchallena.com]
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