(Por: Fernando Candeias para Ticespor)
Se puede plantear un juego desde la prosa y desafiar a Julio Verne titulando: La vuelta a Boca en unos días, pero hay que aclarar que el título caducaría el sábado a las 20:30. Sin dudas, estamos en desventaja.
Los días en el calendario se fueron tachando con la ansiedad del regreso. El 9 de mayo se hizo la primera cruz y la última se hará el viernes 5 de este mes. El regreso es inminente, fueron 181 días.
La minisectomia parcial interna obligó a la intevención quirúrgica y el doctor Jorge Batista metió mano. Tras la operación, en la Clínica Agote, se firmó el alta y se ordenó reposo. El hincha lo extraña, el amante del buen fútbol también. La actualidad de Boca hace que se hable del que falta y él falta. Lo elogian todos, inclusive el técnico de River: “Riquelme es uno de los mejores jugadores del mundo”. El enganche es una especie en extinción y muchos sostienen que Román es el último que queda.
Los números Xeneizes son claros: 12 partidos jugados, 5 ganados, 2 empatados y 5 perdidos; puesto 11 en la tabla y muchos goles recibidos (14, más de uno por partido). El hincha banca a Borghi, apuesta a su forma de trabajo, pero considera que Riquelme es el engranaje que falta para el despegue.
La vuelta se hizo más larga de lo que se esperaba, pero el regreso está cada vez más cerca: “El sábado voy a disfrutar mucho. Ojalá que podamos hacer un buen partido. La ilusión de que tanto yo como el equipo jugaremos bien y que el hincha de Boca se va a ir contento a su casa con una victoria, no me la quita nadie”, manifestó el “10” en conferencia de prensa. El hincha se empieza a ilusionar con ver a un Riquelme parecido al de 2000, 2001 o 2007; Román, en silencio, sueña con la Selección. Borghi arma el rompecabezas y la promesa de buen fútbol está latente, vuelve Riquelme, vuelve el fútbol.
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