"Madre hay una sola y justo me tuvo que tocar a mi", dice Woody Allen. "Madre hay una sola, porque nadie podría sobrevivir a dos", dice Gasalla.
Hay madres y madres.
Las hay amantísimas, de catalogo, de libro de Freud, insoportables, idishe mames, la mamma de los ravioles del domingo de Bonavena.
Madres coraje, como Elsa Oesterheld, que este domingo lo pasaran sin ninguna de sus hijas, como Beatriz, Diana, Marina y Estela, compañeras de Jotape, desaparecidas junto a Héctor, el grande, su esposo, que en este día no le podrán decir ¡Feliz Día mamá! aunque sus hijos sobrevivientes le digan ¡Gracias abuela!
Madres de Plaza de Mayo, como Dorita Falco, o Nelva Falcone, Laura Bonaparte, Norita Cortiñas, Olga Aredes...
Madres del dolor, como la madre de Cristian Ruiz, asesinado por el abuso del poder de La Rioja, ahora que la justicia asegura que nadie tuvo nunca nada que ver con su muerte, como la madre de Bordón, como tantas madres del gatillo fácil, como las madres de Kosteki y Santillán, de los chicos de Flores, de los motoqueros del 19 y 20 de diciembre del 2001.
Madres sufridas, maquilladas, deslumbrantes, valientes como la mama de Rodrigo.
Madrazas, que cuidan a sus hijos, a los hijos de su hermana que trabaja en casas de familia, y a los de su sobrina que trabaja en un prostíbulo, para paliar el hambre y la miseria con algo de amor.
Madres de 25 años, parejas del papa de la nena, la nena que tiene 33.
Mamarrachos, que se disfrazan de hijas y compiten por la juventud que se desliza como arena entre sus dedos.
Grandes madres sin hijos que son capaces de amar y cuidar tan intensa y profundamente a los hijos de la vida, como Evita, por ejemplo.
Madres que han partido a unirse con sus madres.
Madres que no lo saben aún.
Madres que chapotean con sus hijos recién nacidos.
Madres que lo serán, seguramente.
Madres exigentes, que no hay cosa que les resulte suficiente.
Madres de leche se decía antes que amamantaban al barrio entero por diversas razones.
Madres que lo comprenderán todo, siempre, inclaudicables, inmutables.
Madres militantes que avanzan, pecho levantado y vista al frente, a desafiar la represión y la injusticia para asegurarle un mundo mejor a sus hijos.
Madres atormentadas, malvadas, trágicas, manipuladoras de García Lorca.
Madrecitas de culito paradito llevando a sus nenes al jardín de infantes, a la primaria, exhultantes de sexualidad y confianza.
Madres de mate con azúcar, factura y culazo cuadrado, batón, radio, teleteatro, carpetita de centro de mesa.Brujas, asociación ilícita de madres.
Madres piqueteras que marchan con sus hijos al ristre.
Madres santas que sacrifican sus vidas por sus hijos, de una u otra manera.
Mamas, lisa y llanamente. mamas., comunes, vivarachas, malumoradas, cansadas, simpáticas, sexys, buenas minas.
Madres terminator, cuyo deporte preferido es destruir ladrillo a ladrillo el monumento al padre.
Madres que bajan la cabeza, antes de poner en peligro la seguridad de sus hijos y se bancan muchas humillaciones para que no les falte nada.
Mártires, madres de holocaustos.
Madres que saben que algo malo pasa y sin embargo no se atreven a enfrentarlo.
Madres cartoneras que van decididas a recoger cartón con sus hijos en el carrito, con la frente en alto.
Madres adictas que terminan siendo criadas por sus hijos que la ayudan a sobrevivir porque la necesitan para que sea su madre.
Madres que esperan una palabra, un gesto, por años.
Madres secuestradas con pronostico reservado sobre su de posible liberación.
Madres que hacen, prácticamente, todo bien, tipo Indiana Jones.
Madres que lo fueron, que casi lo fueron, que no llegaron a termino y que la naturaleza no les dio revancha y sin embargo están ahí, madrazas, listas, sin esperanza ya, tan mujeres, tan femeninas, tan madres, tan llenas de amor.
Madres ausentes, sociables, distantes, que no dan besos a la noche, al despedirse hasta el día siguiente.
Madres de 17 años, orgullosas con su bebe en brazos, su novio desocupado, tierno y dulce, su padre borracho, violento, su mama con capacidades diferentes, internada, y ella, feliz, valiente, con su bebe, bubu bubu, niña, madre…seguramente muy buena madre.
Madres monárquícas, atentas, que lo organizan todo, y tienen la certeza que todo saldrá bien si se le pone atención personalizada, orden, dignidad, y una manito a tiempo que dirija los destinos de la familia en el rumbo adecuado.
Madres de militantes, como Esther El Kadri, que guardan a los compañeros de sus hijos, resguardándolos de las dictaduras, les hacen un café con leche y le untan el pan con manteca.
Madres de lencería, uahuuuu mamita mía.
Madres bebes, desprovistas ya de toda protección, indefensas, hijas de sus hijos, madres bebes a cuidar con amor, paciencia y ternura verdadera. Madres de ositos, pajaritos, florcitas, puffcitos, pomponcitos.
Ser madres es una tarea de 24 horas, horas durante las cuales se puede ser también, escritora, gerente, obrera, arquitecta, medica de guardia, almacenera, kiosquera, taxista, enfermera, mama, siempre mama, 24 horas.
¡Siempre lista!
¡A la orden mi general!.
¡Mamás…!!
Mamá
Gracias mamá.
Por: Martín García
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