Cuenta la historia que en Porto Recanati, ciudad sobre el mar Adriático, en la región de Le Marche nació el poeta Giacomo Leopardi y el Tenor Beniamo Gigli. De ahí partió, a fines del Siglo XIX, en uno de los tantos barcos que se dirigían a América, Angelo Messi quien trajo el apellido a la Argentina.
Lio es hijo de Celia María Cuccitini y de Jorge. Nieto de Antonio, Celia, Eusebio y Rosa María.
Celia y Jorge se casaron el 17 de junio de 1978 en la Iglesia Sagrado Corazón. Primero llegó Rodrigo, luego Martín y luego de nueve años de casados, Lionel. El embarazo ha ido bien, pero en las últimas horas de gestación las cosas se complicaron. Norberto Odetto, el ginecólogo, advierte un sufrimiento fetal agudo y decide que es necesario provocar el parto para evitar secuelas en el bebe. El 24 de junio, pocos minutos antes de las 6 de la mañana nace Lionel Andrés Messi, 3 Kg. y 47 centímetros.
Su historia empieza a escribirse en la canchita de Grandoli. Salvador Aparicio fue el primero en dirigirlo: "Me faltaba uno para completar el equipo de la '86. Yo lo esperaba con la camiseta en la mano mientras los otros hacían ejercicios. Pero no llegaba y allí había un chiquito haciendo rebotar la pelota contra la tribuna. Así que fuí a hablar con la abuela, que era muy futbolera (Celia), y le dije 'Prestámelo'. ella quería verlo en la cancha. Me había pedido muchas veces que le hiciera alguna prueba. Otras tantas veces me enumeraba las cualidades del pequeñín. La madre y la tía no querían. La primera pelota le pasó por la derecha, la miró y nada... La segunda le cayó en la zurda, la agarró y gambeteó a uno, y otro y otro más. Ahí me dije a este no lo saco más", sostiene su primer entrenador.
"Cuando ví por televisión el primer gol que hizo Lio con la camiseta del Barcelona, me puse a llorar. Mi hija Genoveva, que estaba en la otra habitación, me preguntó: '¿Qué te pasa papá?' Nada, le dije, es la emoción", recuerda el señor Aparicio.
El crack se estaba gestando. Adrián Coria, ex jugador de Newell´s y ex técnico de las categorías inferiores cuenta una anécdota que grafica a aquel chiquito que la descosía: "Estábamos haciendo un loco cuando él seguía tocando y jugando con la pelota. Lo llamé una vez, dos veces, pero hacía como si nada... Al final le dije, dame la pelota, cambiate y andate a tu casa. Diez minutos después lo vi con el bolso en la espalda pegado al alambrado, mirando la cancha. Me dio lástima y tristeza verlo así. Te fuiste sin darme un beso, le grite. Regresó, me saludó y yo lo mandé al vestuario para que retomase la práctica. Era un chico tímido y duro de carácter, pero aquella fue la única vez que tuve que decirle algo".
Tenía 9 años y medio y sus padres, preocupados por su escaso crecimiento lo llevaron a un consultorio de la Clínica de Glándulas y Medicina Interna, en el número 1764 de la calle Córdoba, en el centro de Rosario. Se trataba de una consulta por talla baja. Una vez determinado el problema, el endocrinólogo rosarino inició el tratamiento con la hormona del crecimiento. Una inyección subcutánea diaria durante 3, 4, 5, 6 años, todos los días, hasta que el paciente alcanzó su desarrollo.
El 16 de noviembre de 2003 llegó su debút en Barcelona luego de idas y vueltas para cerrar su ficha; fue en el Estádio do Dragao, 52.000 espectadores en una obra de Manuel Salgado que fue construída para sustituir el viejo Das Antas y para albergar la Eurocopa de 2004. En el minuto 74 de aquel partido con Porto debutó Messi.
Luego, comenzaron los buenos momentos mechados con el sacrificio, algo que caracterizó y carecteriza la carrera de Lio Messi. Las marcas comenzaron elegirlo para tomarlo como imagen. Hubo una fuerte disputa entre Nike y Adidas. Los publicistas dicen que Messi vende autenticidad, su fuerza está en Latinoamérica, España y Asia, sobre todo en Japón. Al ser pequeño y habilidoso con la pelota los japoneses de identifican con él.
Roberto Perfumo destaca una cualidad de Messi y se la atribuye a unos pocos: "Tiene pensamiento corporal, es mente y cuerpo. Todo a la vez. El mismo don que tenían Pelé, Maradona o Di Stéfano. Es la velocidad de la órden del cerébro a las piernas. Messi tiene una idea y ¡pic! ya está hecha".
En "Messi, el niño que no podía crecer", el periodista italiano Luca Caioli hace un recorrido interesante y vertiginoso por la vida de este chiquito que se convirtió en Messi y que sin lugar a dudas, pegó el estirón.
Lio es hijo de Celia María Cuccitini y de Jorge. Nieto de Antonio, Celia, Eusebio y Rosa María.
Celia y Jorge se casaron el 17 de junio de 1978 en la Iglesia Sagrado Corazón. Primero llegó Rodrigo, luego Martín y luego de nueve años de casados, Lionel. El embarazo ha ido bien, pero en las últimas horas de gestación las cosas se complicaron. Norberto Odetto, el ginecólogo, advierte un sufrimiento fetal agudo y decide que es necesario provocar el parto para evitar secuelas en el bebe. El 24 de junio, pocos minutos antes de las 6 de la mañana nace Lionel Andrés Messi, 3 Kg. y 47 centímetros.
Su historia empieza a escribirse en la canchita de Grandoli. Salvador Aparicio fue el primero en dirigirlo: "Me faltaba uno para completar el equipo de la '86. Yo lo esperaba con la camiseta en la mano mientras los otros hacían ejercicios. Pero no llegaba y allí había un chiquito haciendo rebotar la pelota contra la tribuna. Así que fuí a hablar con la abuela, que era muy futbolera (Celia), y le dije 'Prestámelo'. ella quería verlo en la cancha. Me había pedido muchas veces que le hiciera alguna prueba. Otras tantas veces me enumeraba las cualidades del pequeñín. La madre y la tía no querían. La primera pelota le pasó por la derecha, la miró y nada... La segunda le cayó en la zurda, la agarró y gambeteó a uno, y otro y otro más. Ahí me dije a este no lo saco más", sostiene su primer entrenador.
"Cuando ví por televisión el primer gol que hizo Lio con la camiseta del Barcelona, me puse a llorar. Mi hija Genoveva, que estaba en la otra habitación, me preguntó: '¿Qué te pasa papá?' Nada, le dije, es la emoción", recuerda el señor Aparicio.
El crack se estaba gestando. Adrián Coria, ex jugador de Newell´s y ex técnico de las categorías inferiores cuenta una anécdota que grafica a aquel chiquito que la descosía: "Estábamos haciendo un loco cuando él seguía tocando y jugando con la pelota. Lo llamé una vez, dos veces, pero hacía como si nada... Al final le dije, dame la pelota, cambiate y andate a tu casa. Diez minutos después lo vi con el bolso en la espalda pegado al alambrado, mirando la cancha. Me dio lástima y tristeza verlo así. Te fuiste sin darme un beso, le grite. Regresó, me saludó y yo lo mandé al vestuario para que retomase la práctica. Era un chico tímido y duro de carácter, pero aquella fue la única vez que tuve que decirle algo".
Tenía 9 años y medio y sus padres, preocupados por su escaso crecimiento lo llevaron a un consultorio de la Clínica de Glándulas y Medicina Interna, en el número 1764 de la calle Córdoba, en el centro de Rosario. Se trataba de una consulta por talla baja. Una vez determinado el problema, el endocrinólogo rosarino inició el tratamiento con la hormona del crecimiento. Una inyección subcutánea diaria durante 3, 4, 5, 6 años, todos los días, hasta que el paciente alcanzó su desarrollo.
El 16 de noviembre de 2003 llegó su debút en Barcelona luego de idas y vueltas para cerrar su ficha; fue en el Estádio do Dragao, 52.000 espectadores en una obra de Manuel Salgado que fue construída para sustituir el viejo Das Antas y para albergar la Eurocopa de 2004. En el minuto 74 de aquel partido con Porto debutó Messi.
Luego, comenzaron los buenos momentos mechados con el sacrificio, algo que caracterizó y carecteriza la carrera de Lio Messi. Las marcas comenzaron elegirlo para tomarlo como imagen. Hubo una fuerte disputa entre Nike y Adidas. Los publicistas dicen que Messi vende autenticidad, su fuerza está en Latinoamérica, España y Asia, sobre todo en Japón. Al ser pequeño y habilidoso con la pelota los japoneses de identifican con él.
Roberto Perfumo destaca una cualidad de Messi y se la atribuye a unos pocos: "Tiene pensamiento corporal, es mente y cuerpo. Todo a la vez. El mismo don que tenían Pelé, Maradona o Di Stéfano. Es la velocidad de la órden del cerébro a las piernas. Messi tiene una idea y ¡pic! ya está hecha".
En "Messi, el niño que no podía crecer", el periodista italiano Luca Caioli hace un recorrido interesante y vertiginoso por la vida de este chiquito que se convirtió en Messi y que sin lugar a dudas, pegó el estirón.
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